La Grasa de las Capitales: 45 años

Haciendo foco en “La Grasa…”, segundo disco del cuarteto García-Aznar-Lebón-Moro, nos encontramos con uno de esos discos perfectos que a fines de los 70 sacudió a propios y ajenos.

¿Cuáles son los elementos que distinguen a un buen disco de uno excelente, trascendental y/o histórico?
Si hacemos una lista rápida, diríamos que las letras tienen un peso importante en la cuestión, así cómo los riffs, las bases y los arreglos de las canciones. Desde ya que el sonido final del disco es un factor determinante, porque hay grandes discos que durante su grabación o mezcla tuvieron diferentes inconvenientes y perjudicaron el producto final.

Hay que tener en cuenta que para el 79, todavía faltaba para tener la facilidad de generar ciertos sonidos, por eso Amilcar repite en varias entrevistas este aspecto. Muchos de los sonidos hubo que inventarlos.


Haciendo foco en “La Grasa…”, segundo disco del cuarteto García-Aznar-Lebón-Moro, nos encontramos con uno de esos discos perfectos que a fines de los 70 sacudió a propios y ajenos.
¿Por qué? Ya ahondamos en el contexto de esos años en la nota anterior, así que ahora me sumergiré de lleno en “La Grasa de las Capitales”. Con el debut bajo el brazo y unos cuantos shows encima que fueron bastante criticados, Seru se encerró a grabar su segundo disco con otro enfoque. En esta oportunidad, los arreglos orquestales no tendrían tanta preponderancia y la banda brillaría en su totalidad. Esto no es en detrimento de su debut, pero “La Grasa…” es un disco mucho más cohesivo y el grupo en sí está más afianzado. Tal como dijo Amilcar Gilabert, el ingeniero encargado de la grabación, es un disco registrado con los músicos “todos juntos en la sala” en los Estudios ION. Y es un disco artesanal. Hay que tener en cuenta que para el 79, todavía faltaba para tener la facilidad de generar ciertos sonidos, por eso Amilcar repite en varias entrevistas este aspecto. Muchos de los sonidos hubo que inventarlos.

Amilcar Gilabert: Ingeniero de grabación de La Grasa de las Capitales.
Amilcar Gilabert: Ingeniero de grabación de La Grasa de las Capitales, en el documental por los 40 años de «No llores por mi Argentina» publicado recientemente en YouTube.

El lado A comienza con la canción título, poseedora de un groove infernal de la mano de Moro y una de las melodías más lindas del disco. En cuatro minutos y medio cautiva al oyente y lo despierta con su épico “no se banca más”, que respondía tanto al contexto dictatorial como a la lluvia de críticas de revistas. Y acaso sea la gran muestra del compromiso, que según los críticos de la época, Charly había “perdido” al irse a Brasil (luego de la disolución de La Máquina, García viajó a Brasil y es donde empieza la historia de Serú).
De manera inmediata y directo al corazón, “San Francisco y el Lobo” de David Lebón nos toma por asalto en lo que es uno de los momentos más íntimos del álbum.
“Perro Andaluz” es el track 3 y acá volvemos a la tónica general del disco: la banda completa brillando. Otra melodía hermosa y ganchera que se torna oscura (por favor escuchen esas armonías que desembocan en “Sí así es como nos tratamos, esto va mal muy mal! “) y vuelve al groove principal, para luego salir por caminos imposibles. La improvisación, según Amilcar, era algo recurrente en la sala.

“Hoy que estás en penumbras
la radio suena en un lugar
Tanta música absurda
es mejor que comiences a hablar.”


“Frecuencia Modulada” es otra gran respuesta a esas críticas que llovían de diversos medios y al mismo tiempo, una crítica a esas radios que pasaban la música comercial y complaciente de aquellos años. Es aquí donde Lebón vuelve a brillar vocalmente, mientras una base picada y justa sostiene los dibujos del fretless de Aznar. Y hablando de Pedro, el lado A justamente cierra con él luciéndose con su primera composición para Seru: “Paranoia y Soledad”. “Despertar así es como herirse con la propia destrucción” canta Pedro sobre unos teclados hipnóticos y como pensar que esta banda era ajena a todo lo que estaba sucediendo en el país. Recordemos que “La Grasa de las capitales” se lanza en Agosto de 1979, cumpliéndose 3 años de dictadura para aquel momento.

Damos vuelta el disco y el lado B empieza con un fade in que desemboca en el fraseo de Pedro Aznar y un David Lebón que canta “esta oscuridad, esta noche de perros”, en la que es otra de las canciones icónicas de este disco. “Noche de Perros” co-escrita entre Lebón y Charly, es una de las piezas definitivas de Seru Giran. Todos los elementos que distinguieron al cuarteto confluyen en sus versos; las armonías a 3 voces, las melodías desde el piano, las líneas de bajo ya mencionadas y la guitarra que aparece con toda su fuerza en el final, sobre uno de los riffs más recordados del grupo.
Llega una de las gemas y otra de las canciones que la dictadura censuraba por aquellos años por su “incitación al suicidio”. “Viernes 3AM”, según Charly “escrita en 15 minutos”, es una de esas canciones que se resignifica constantemente durante los años, y de una belleza inclaudicable.
Algo opacado por la fuerza de las canciones anteriores, “Los sobrevivientes” le sigue y acá la banda vuelve a sorprender con aires tangueros futuristas si se quiere y la figura de Moro que se agiganta minuto a minuto.


Sesión de fotos utilizada para el contenido del disco en La Grasa de las Capitales.

“Ya sé, dirán: «Es ilusión
Es como el primer amor» (El primer amor)
Hollywood está desierto

Tengo que volver al sol”

El final llega con “Canción de Hollywood”, otra épica escrita por Charly con guiños a Genesis inclusive.

Mucho se ha dicho sobre su tapa y la respuesta a las críticas más disparatadas (la música estaba llena de “voces homosexuales” llegó a leerse). Una de las más famosas es la crítica de Pipo Lernoud en Expreso Imaginario, de uno de los shows del 78, en la que dice que tocaron los dobles de Seru Giran. Por estas palabras y varias más, Charly ideó esta suerte de respuesta a sus detractores. Con un formato parecido a las tapas de Revista Gente, el cuarteto aparece en exclusiva bajo la leyenda “los dobles de Seru Giran” en una foto de Rubén Andón. Pedro Aznar tenía 19 años y es un oficinista; David Lebón es un rugbier; Charly García está en cualquiera y con un bidón amarillo (según el propio García, haciendo una crítica a las petroleras); y Oscar Moro es un carnicero. Dicho de otro modo, “La grasa de las capitales” tiene un nivel altísimo de humor y es un aspecto que muchas veces se deja de lado al escuchar y analizar la discografía de Charly, sus letras o sus declaraciones. 

Charly terminó sentado en la mesa de Mirtha Legrand y las críticas siguieron lloviendo

Pero también, la sátira sirvió para resolver un inconveniente de contratos. Por esos años Charly tenía contrato de manera solista con Shazam Records en Music Hall, y ante la bajas ventas del primer disco y lo caro de su producción, se exigía que se destacara a Charly y Seru Giran apareciera de manera secundaria. La negativa de Charly a esta idea terminó dando como resultado una de las tapas más icónicas del rock argentino.

Después del lanzamiento del disco, Charly terminó sentado en la mesa de Mirtha Legrand y las críticas siguieron lloviendo. Era la cruza de una escena alternativa que empezaba a masificarse. Pero Serú Girán tenía un disco fuerte entre las manos y esto solo los agrandaría empezando los 80.

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